jueves, 15 de noviembre de 2012

Entrevista a Adrián Barilari

Adrián Barilari alcanza registros altísimos cuando ejerce su arte. Y cuando habla, canta sus verdades con su franqueza y un toque de realidad que contrasta con los magos y las gitanas de otras épocas que, sin embargo, metieron sus garras de alguna manera para aggiornarse en un nuevo episodio como solista en la carrera de la voz más auténtica del Hard Rock de nuestro país. Barilari acaba de editar un gran disco, “Barilari IV”, que lo encuentra manso y tranquilo en la calma de su estudio de grabación ubicado en un microcentro porteño próximo a ser tapado de ollas, campanas y pancartas.
-E.C.S: Muchos músicos al lanzarse como solistas deciden arrancar de cero, cambiar de aire. No es tu caso.
-Adrián Barilari: No, para nada. Se dio, la verdad es que no lo planeé mucho. Esto surge en el año 2000 cuando yo formaba parte de Alianza junto a Hugo Bistolfi (también tecladista de Rata Blanca). Justo en ese momento me llaman de una productora para preguntarme si me interesaba grabar un disco como solista y la pensé un poco hasta que me dijeron que existía la posibilidad de que los músicos de Nightwish me acompañen y…..chan (risas). Me dí cuenta que no había un mejor momento o circunstancia para arrancar una carrera como solista. No la deje pasar pero al mismo tiempo me llama Walter Giardino diciéndome que estaba buscando un cantante para Temple (proyecto del guitarrista); o sea, se dio todo junto y como eran dos propuestas serias agarre todo. -E.C.S: Incluso a nivel artístico cambian mucho tus cosas como solista porque por momentos hasta cantas diferente. Y si a esto le sumamos el laburo de armar una banda, hacerla sonar. ¿Es un cambio que buscas o simplemente pasa? -A.B: Desde el principio sabía que iba a hacer algo que no iba a sonar como Rata, no tendría sentido. Para cantar de la misma manera y hacer Hard Rock como lo vengo haciendo con Rata desde hace veinticinco años, no lo hago. Preferí complicarle la vida a todo el mundo (risas) y crear una propuesta distinta para ver qué pasa, para proponer cosas diferentes. Me dicen de la compañía que tienen a Jens Johansson (Stratovarius) con los músicos de Nightwish entonces la propuesta iba a tener cosas de Heart, Power y un toque de sinfónico. Venía todo cocinado de una manera diferente. Si bien podía cantar igual al tener la música y las composiciones que eran mías la cosa ya iba a ser otra.
-E.C.S: En “Canciones doradas” grabaste temas de otros artistas. ¿Los elegiste porque eran artistas que admirabas o tal vez porque te gustó como te salían esas canciones a vos? -A.B: Ese es el disco que marcó la diferencia. Definitivamente creo que el disco, si pensara por sí mismo, habrá dicho: “Este Barilari va a hacer cosas locas conmigo” (risas). Y sí, como decís vos, crecí escuchando esos discos y admirando a muchos de esos artistas. Al momento que me proponen hacer “Canciones Doradas” yo no tenía una propuesta superior a la que había tenido para el primer disco. No era que yo sólo podía superar con el segundo disco la producción que había tenido para el primero, en este país era casi imposible. Si para “Barilari” tuve a los músicos que tuve para “Canciones doradas” debería haber tenido a Iron Maiden…y no se dio (nuevamente risas). Para hacer algo que no supere mis expectativas no hago nada y para no hacer nada preferí que venga una empresa discográfica que me sugirió hacer un disco de covers. Lo dude un poco porque en ese momento había una tendencia al punto que Ozzy Osbourne estaba haciendo un disco de versiones (se refiere a Under cover). Me insistieron, me dieron total libertad, buenos músicos, control artístico. Era como que no me dejaban decir que no y yo necesitaba hacer un disco o por lo menos entrar a un estudio. Así que, medio a regañadientes porque era difícil elegir las canciones, empecé a hacer las adaptaciones y encima después me enteré que debía tener permisos, lo que también complicó. Pero cuando empecé a mezclar con los músicos me dí cuenta de que podía ser algo divertido y serio a la vez. Y se puso más serio cuando pensé en llamar a Adrián Otero, Ángel Mahler, Juanchi Baleirón y Pato Sardelli (Airbag), la verdad es que salió un disco de la puta madre y se formó una relación increíble con la compañía porque vendió muchísimo con ese disco y yo quedé contentísimo porque abarqué otro público y también estuvo muy bueno el hecho de que la gente me criticó bastante y me decía: “Ehh se aputaso Barilari” y eso da que hablar y en este mundo hay que dar que hablar, por lo menos a través de mi música quiero dar que hablar. Es un disco que le puede gustar a mucha o poca gente, pero está bien hecho. -E.C.S: Mencionabas a Adrián Otero y Memphis junto a Virus fueron las bandas más resistidas en el Barrock del ´81. Justamente por eso Federico Moura decía que él buscaba causar una reacción, no importa si esa reacción era mala o era buena, importaba que le provocara algo a la gente. -A.B: Nunca mejor dicho. Lo dijo Federico y mira donde llegaron. No sé si está bien o no que le tiraran cosas, lo que sí sé es que la carrera que hicieron los tipos fue alucinante. Yo creo que lo difícil en este medio es mantenerse, estoy más contento por estar todavía que por todo lo que pude haber logrado. Hoy a mi edad poder seguir grabando discos, que vengan ustedes a hacerme notas, estoy re agradecido porque había una época, en los setenta u ochenta, en la que era imposible pensar en un tipo de cincuenta años arriba de un escenario, por lo menos en Argentina. Te tildaban de viejo, hoy no, hoy sos una eminencia, antes era difícil pensarlo de esa manera. -E.C.S: Se aplicó la palabra “Leyenda” al rock… -A.B: Tal cual, eso de la “Leyenda viviente”. La cuestión es que las cosas cambiaron, bienvenido sea eso, yo creo que Federico estaría agradecido de acordarse de que él cambió cosas. Esto es así, la gente cambia, nosotros los músicos seguimos acá. El público se va intercambiando y va descubriendo también.
-E.C.S: Y Rata surgió en un momento en que las estrellas de rock eran gente joven. Por ahí grupos que musicalmente no tenían nada que ver con ustedes. -A.B: Y sí. Los Babasónicos por ejemplo. Es admirable el hecho de que toda esa gente haya impuesto un estilo de música que algunos lo mirábamos de costado y sin embargo hay que reconocer que ellos lograron salir, asomar la cabeza y quedarse. Para las bandas de Heavy metal siempre fue más difícil. ¿Cuántas bandas conoces que hayan salido y llegado a grabar diez discos?, ¿qué siga sonando, que gire, que salga del país y marque tendencia’. La verdad es que, como está el mercado, está muy difícil la cosa. Pero si llega a aparecer, obviamente nos vamos a dar cuenta todos. La gente me pregunta a mí que pienso y yo no pienso, yo espero que aparezca esa banda y que supere lo que fue Rata Blanca en su momento. Los Redondos de ricota desaparecieron, se dividieron pero el espíritu sigue ahí, no hubo otra banda que ocupara ese nicho. Pero ¿Por qué no pensar que puede pasar?, pude pasar y tendría que pasar. Hay muchísimas bandas que no se conocen y te puedo asegurar que son muy buenas. -E.C.S: ¿Y eso no tiene que ver con la sensibilidad que uno tiene frente a la música? -A.B: Yo creo que tiene que ver más con la propuesta que uno brinda. Trasladándonos al tiempo, cuando Rata surge y sale como banda lo que estaba en la cabeza de Walter era ser profesionales, y así fue, no fueron a tocar a un bar, fueron a un teatro y con puesta en escena. Salís a matar o morir. Hoy con la competencia que hay es imposible, ¿cómo te enfrentas a todo lo que viene de afuera?, es imposible. Vos ves un show de una banda legendaria y te traen una parafernalia de cosas y pensas “bueno la hacen así porque la gente todavía paga el precio de una entrada en dólares”. Pero muchas de esas bandas que en Argentina llenan grandes estadios, en Europa tocan para mil personas. Pero tiene que ver con la propuesta, yo siempre digo que si en el país hubiera una inversión para promocionar bandas, se organiza un River como lo hicieron La Renga, Los Redondos, El Indio Solari, también lo podrían hacer otras bandas buenísimas como Catupecu Machu, pero necesitan esa inversión. Como lo hizo Soda Stereo cuando se juntó, giras millonarias por toda Latinoamérica. No sabemos si el que puso la plata ganó o perdió, pero la banda volvió y mató.
-E.C.S: Hablando de propuestas: la primera vez que vi a Rata fue en el segundo Quilmes Rock, cuando tocaron con Offspring en Ferro. Hicieron un show muy grande ustedes, no parecía de festival… -A.B: Rata no toca en festivales porque cuando te llaman para tocar en uno sabes que el artista local va de relleno. Es más, si las bandas extranjeras pudieran no poner bandas nacionales no las pondrían. Pero hay una ley que ordena que los pongan sino tienen que pagar una multa. Cuando nos proponían tocar en un festival lo que pedíamos era tener igualdad de condiciones, que en muchos casos no se dan, si te las dan podes demostrar tranquilamente que estas a la altura de cualquier banda de afuera. Cuando se dio lo hicimos, cuando te dan vueltas, te dicen que no podes tocar de noche, que no podes usar fuegos de artificio. Rata no necesita eso, Rata necesita mostrarse al lado de una banda internacional sino todo ese trabajo es en vano, todo lo que hiciste en estos veinte años es en vano. Yo sí, como solista me puedo subir como lo hice en Vélez con Iron Maiden, tocar cuarenta minutos y bajarme, de día. Pero bueno, lo hice porque me gusta, soy fan, y aparte yo tengo una estructura mucho más pequeña. Una banda como Rata Blanca no, entonces ya es algo que tiene que ver con el respeto. -E.C.S: Antes mencionabas a Tom Jones como una de tus influencias. ¿A qué cosas le prestas más atención en materia de cantantes?. -A.B: La personalidad, la calidad musical, el carisma,la trayectoria. Tom Jones es un tipo que todavía sigue cantando, lo fui a ver a Las Vegas y me lo perdí porque no dí con los tiempos. Pero yo lo escuchaba cuando tenía quince años y sigue cantando igual. Cerras los ojos y no cambia, entonces no me equivoque cuando lo elegí como referente. ¿no? (risas). -E.C.S: Elvis admiraba a Tom Jones… -A.B: Mi madre!. Es que uno aprende mucho de él como también de muchos otros. Uno tiene la oportunidad de estar tocando, compartir escenario o conocerlos y aprendes todo el tiempo de estas cosas. Te das cuenta que son seres humanos como vos y como yo, normales, que tienen ese pequeño don y después son tipos comunes. -E.C.S: ¿Cómo vienen las presentaciones de “Barilari IV”? -A.B: Genial. La estoy pasando bárbaro. Fue todo muy rápido; salida del disco, firmas de autógrafos, ventas de entradas y show, todo junto. Todo pasó en un mes. Lo presentamos en La Trastienda y la gente ya se sabía todas las canciones, a un mes de la salida del disco, y se las sabían mejor que yo (risas). Fue fabuloso porque eso marca que de movida el disco iba a gustar. También está el enojo porque a uno le gustaría mucho que alguna de esas canciones sonara mucho en la radio, eso no pasa, vaya uno saber porque no pasa. Pero si me conforma, y mucho, que a la gente le guste el disco. Lo otro tiene que ver con una cuestión de pauta publicitaria, de espacio del lugar y eso es lo que manejan las grandes compañías. Antes me pegaba la cabeza contra la pared, ahora ya no me preocupo tanto, hoy podes ver en internet que lo que haces gusta, la gente te lo dice en la calle, lo ves en los shows. El hecho de que sabes que lo vas a salir a tocar y tenes varios shows por delante te reconforta. -E.C.S: ¿Cómo pensas que la gente vive eso? -A.B: Es raro porque cuando arranqué como solista la incertidumbre era total. Esto también demarca que vos podes ser el líder, el cantante o el frontman de una banda famosa y esto no significa nada a la hora de salir vos solo. Y no significa nada porque la gente, los medios y las compañías te tienen como el cantante de….o el guitarrista de…y es muy difícil sacarte ese rótulo y para lograrlo tenes que hacer lo que hice yo durante diez años: lograr que la gente sepa que tengo un nombre y un apellido. Hoy la gente me dice “Ehh Barilari…”, quizás en diez años ya no me confundan con Giardino (risas). Esta bueno eso, lleva el tiempo que tiene que llevar, es una carrera y la verdad es que entendí que si lo haces con tiempo tiene mejor sabor. No sirve si todo se da muy rápido, yo lo fui disfrutando. Es como los vinos, este no lo destapas y mejor se pone. Esta carrera tiene que ver con eso, la propuesta fue remar. ¿Qué apuro hay?. No hay un límite para subirse a un escenario, mientras yo esté bien me subo y la otra es ser uno mismo, ese es el secreto. Lo hago porque me gusta, me divierte y encima me permite ganar plata. -E.C.S: ¿Consideras que el disco sea un toque más oscuro que los anteriores? -A.B: No. Más oscuro sería “Abuso de poder”. Este disco va más para los claros y hay cierto sonido que viene del disco anterior, primero porque son los mismos músicos pero también tiene baladas, canciones que podrían ser acústicas y también podrían ser de Alianza. En este disco soy más yo, quería mostrar cómo me siento musicalmente. En “Abuso de poder” logramos un disco pesado, potente, oscuro, porque teníamos el equipo para eso. En este tenemos un productor artístico, Guillermo, que tiene una cabeza muy abierta, escucha de todo y llegamos a tener como veinte canciones y al final elegí las canciones que más me gustaron, nunca busqué una línea determinada. Me define como persona, no quiero atarme a lo que está sonando, yo ya lo hice eso. Llega el punto en donde uno no tiene que demostrar nada, quiero hacer lo que me sale, si a la gente le gusta mejor. Quiero estar yo conforme con lo que hago. Los músicos y los productores también están re entusiasmados y eso que tengo conmigo una banda pesada que es Asspera y acá son otra cosa, tienen una ductilidad tremenda, como trabajan, como manejan las texturas, eso es buenísimo. Estoy trabajando con gente profesional que a la hora de tocar pela y hace sonar canciones muy pesadas y muy oscuras, pero también te hacen una balada de amor muy blanca, muy clarita, muy rosa si queres y no deja de ser rock, de tener peso, a eso voy, cantar y hacer lo que me sale bien.
-E.C.S: Se te vienen fechas en Venezuela con Cavalera conspiracy, otra en Jujuy. ¿Hay algún escenario que te falte y tengas ganas? -A.B: Hay miles de lugares en el mundo donde me gustaría tocar. Me gusta el hecho de conocer gente distinta, escenarios diferentes, otros públicos. Siempre es un desafío ver la reacción de la gente. Te haces consciente de hasta adonde puede llegar uno sin querer. -E.C.S: ¿Y un artista con el que te gustaría cantar aunque sea cinco minutos? -A.B: Paul McCartney, sin dudas. Setenta años y el tipo no para. Si yo llego así de esa forma…estoy hecho…
Txt: Gabriel García Ph: Mariana Marincovich Agradecimiento: Diana Suarez.

domingo, 28 de octubre de 2012

Suede en Argentina: Fina etiqueta Brit

Hilando fino, si buscamos un común denominador en esta última edición del festival Pepsi Music no hay duda que lo vamos a encontrar por el lado de los cantantes: la adorable Beth Ditto de Gossip, la siempre irresistible Shirley Manson, dos días más tarde la oscuridad premeditada de Amy Lee de Evanescence no hicieron más que apurar piernas y ansiedades para afrontar el cierre del festival a cargo de Suede.
A nueve años de su separación y a dieciséis de su momento más exitoso, la banda liderada por el ahora maduro Brett Anderson, está muy lejos de las fiestas en Candem Town pero poco perdió de la seguridad y el vuelo de otrora. . Madurez, que palabra chata, el cantante sigue revoleando el micrófono, se desabotona progresivamente y tema tras tema su camisa de etiqueta pero sin los movimientos promiscuos y andróginos que, extrañamente, sirvió de preámbulo a la sobria propuesta estética de Oasis o Blur. Canciones como “We are the pigs” o ese gran lado B llamado “Killing of a flashboy” arrastran el cursor hacia ese paréntesis de graffiti dibujado luego del éxtasis de los Happy Mondays o el efímero paso de E.M.F o Jesus Jones. Porque por eso se escuchó a Suede en vivo en nuestro país; más allá de los hitos fruto de su primer y excelente disco, tuvieron la inteligencia de mostrarse en un lugar relativamente chico o ajustado sin caer en la parafernalia innecesaria de otros. La languidez, los flequillos y las patillas desorbitantes se hicieron presentes en las masas corporales del público Brit desde unas horas antes del inicio del show. Reaccionan festivamente ante cada tema que disparan los londinenses. Si se los encuentra fuera del ámbito recitalero tranquilamente podrían ser personajes de alguna novela de Douglas Coupland pero al momento de verse cara a cara con Suede cualquier estereotipo está de más. Canciones como “Trash” o “She” retratan el instante en que Anderson sonreirá por primera vez. Es que, escénicamente, el frontman lo es todo, lejos de la pálida imagen que su compatriota Ian Brown dejo en su visita hace algunos años, quien compuso junto a Bernard Butler la mayoría de las grandes canciones del grupo, es un correcto upgrade de sí mismo; sus movimientos ya no son tan provocativos pero esto no parece molestar mucho a las chicas.
El guitarrista Richard Oakes hace que Butler (uno de los mejores guitarristas de su generación) sea un poco menos extrañado y al lado de Mat Osman, junto al cantante el único miembro original de la banda, ejercen una efervescencia que dilapida toda versión ridícula acerca de la amargura británica que suele circular por ahí. ¿O acaso no habrán sonreído en el backstage al escuchar a la gente corear intempestivamente el coro de “Beautiful ones”?. Para el encore posterior, sorpresivamente, agregan “My dark star” esa bella canción que nombra a la “chica argentina con ojos de cementerio” y “Saturday night” funciona como el epílogo perfecto para una noche en la que los argentinos asistentes se empujaban hacia la lluvia británica de la avenida Álvarez Thomas, y no era sábado, era lunes. Pero a nadie le importó.
Txt: Gabriel García PH: Mariana Marincovich

miércoles, 30 de mayo de 2012

Roger Waters: otro màs en el patíbulo


Mucho antes que Pete Doherty durmiera sus resacas en el basurero de algún callejón londinense, Roger Waters decidió enarbolar la causa de los desprotegidos y sufrientes. Los que no habían encontrado aún el Mesías comunicador de las acciones a seguir. Se construiría un muro que apartaría el avance de los mercenarios capitalistas que sustentaban su andar con el hambre y la represión, el dolor y la subyugación del menos fuerte. Waters, hijo de Eric Fletcher Waters y de Mary Duncan, cansado de la fiebre de la música disco y de los buitres que acechaban la inevitable muerte del Punk en Inglaterra, supo que era un gran momento para producir un mensaje que pululara en las neuronas de un publico de rock que se encontraba desmotivado y perdido en la ruta de las olas. Pero hablamos de un artista que nunca braceó junto a la corriente. Así es como se constituye el inverosímil e incoherente mito del génesis de “The wall”, alimentado del imaginario de otorgarle al artista record del momento cierto rol de paladín de la dialéctica que nunca se buscó para sí mismo. El idioma anglosajón contiene una bella palabra, “Plunge”, que nos permite descifrar un poco el enigma Waters; el término refiere a mirar dentro de los màs recónditos y ègidos sectores de nuestras cabezas en orden de desahogar todas las miserias que las habitan y, si se puede, convertirla en una gran obra de arte. Otra leyenda que será utilizada por alguna banda nórdica cuando hayan muerto los enanos y los dragones que habitan sus letras, es la de los discos conceptuales. En 1968 se editan “The Kinks are the Village green preservation society” y “Tommy” de The who. La obra de los hermanos Davies pinta como casi nadie la campiña inglesa y el disco de Daltrey y compañía indaga en las peripecias de un joven ciego, sordo y mudo, pero que no movía las caderas. Cabe destacar que la idea del Sgt Pepper Beatle nació como un proyecto de álbum conceptual que no perduraría durante el desarrollo de sus sesiones de grabación. Pero “The wall” germinaría de una manera mucho màs natural y orgánica. Tan orgánica como lo puede ser un escupitajo producto de un creciente proceso de alineación. Si bien en 1973 el camino de Pink Floyd era testigo de cómo los proyectos màs ambiciosos del grupo se iban haciendo realidad y la relación entre sus miembros se mostraba como una democracia sin rostro, un poco más lejos de la sombra del malogrado Syd Barret; Roger Waters se encontraba en un proceso de autodescubrimiento, el de su propia adultez, el tiempo adquirió otra dimensión. ¿Estaba preparado para ese salto?, ¿Qué lleva a un socialista declarado a escribir un Walking blues sobre el dinero?. Pueden encontrar las respuestas en el que tal vez sea, sonoramente hablando, el disco màs moderno de su banda, esa enciclopedia acerca del stress, la religión, la muerte, la locura y el capitalismo llamado “The dark side of the moon”. La parca ya había hecho de las suyas cuando se llevó al padre del bajista en la segunda guerra mundial. El futuro genio creativo tenia tan solo cinco meses pero sufriría esa ausencia durante toda su vida. Tal vez este detalle explique la parquedad de Waters cuando se convierte en destinatario de preguntas afirmadas acerca de cuan iluminado y brillante es en una forma constante cual diálogo socrático durante una entrevista de diez minutos. Al periodismo argentino…Salut!
The wall on ice
Pero en la mente de nuestro héroe, genio y poeta ya se había auto-construido una columnata que marcaría el destino de Pink Floyd. El libro “Paredes y puentes” de Sergio Marchi arranca afirmando que escupir a alguien es “tal vez la forma más radical de expresar el desprecio; algo intensamente personal y con sentido dedicatorio”. ¿Pero hacia que persona, idea o movimiento iba escupido The wall?, ¿Hacia el capitalismo?, ¿Hacia el público que no paraba de pedir “Careful with that axe, Eugene” en la gira de 1977?, ¿Hacia sus compañeros de grupo?, ¿Hacia él mismo?, ¿Hacia todos los nombrados?. Únicamente si tomamos la hipótesis de la pared ante sus compañeros de grupo o para su misma persona entonces podremos encontrar cierta coherencia y actualidad en el mensaje de los shows que vimos en marzo; desde el vamos el mundo ya no se parece al de 1990 cuando se presento la obra en Berlín la noche en que Cindy Lauper hizo el ridículo y Ute Lemper nos maravilló con sus interpretaciones. Mucho menos se parece al de 1979 cuando el disco vio la luz por primera vez. La imagen pop de la obra presenciada es la culpable de las grandes ventas y la moderada histeria general. Siempre con cierto contenido. Lo que difiere es la utilización de la palabra “obra”, partiendo de la base, gastada base, que el show es una obra de teatro a gran escala, es una puesta en la que el mismo Waters es completamente reemplazable sin que bajen los niveles de emoción, aunque sí de concurrencia. Aunque sentido y emotivo, el bajista nunca fue un gran cantante, hecho que queda muy en evidencia en el recital, en las giras de Floyd era Gilmour era el que agregaba el componente “cómodo” a las canciones, mientras el hombre en cuestión agregaba la furia, la fuerza y la actuación. Evitando la discusión con el Opus dei del rock es irrelevante ahondar en si hubo playback o no, las sobregrabaciones son necesarias en este caso, pero la escenografía también defrauda, la caída de la pared esta ampliamente basada en un juego de luces, no impacta. La carga emotiva aparece al inicio de la velada con la irrupción de “In the flesh”, los nenes cantando que no necesitan educación al gigante profesor, y los “Fallen loved ones” que aparecen en el intervalo y que en Argentina estuvieron bien representados por Camilo Cienfuegos, Salvador Allende, Azucena Villaflor y Rodolfo Walsh, entre otros. Musicalmente todo es inobjetable, banda ajustada y eficiente. Roger Waters vino, fue record y se fue. Llego para hablarnos de un tema que ya queda viejo. Su papel como artista seria más productivo si tratara ítems más actuales con canciones nuevas que brillan por su ausencia. Pero si existe una frase macabra es esa que afirma que la libertad de una persona termina cuando empieza la de sus semejantes. Un horror. Después de todo, ¿quién puede negar a Roger Waters?.
Gabriel García. (dedicada a la perseverancia de Damián Ces)

viernes, 25 de mayo de 2012

TOP 10 – Murders On The Dancefloor


1. Michael Jackson – ‘Thriller’
Un clásico del mejor bailarín de todos los tiempos, ¿para qué negarlo?. Desde la trilogía de discos producida por el maestro del soul Quincy Jones, Off The Wall (1979), Thriller (1982) y Bad (1987), este simple, que da nombre a la placa lo terminó de catapultar al éxito, consagrando a Michael Jackson como el artista que más ventas millonarias registró en la historia. Si evaluamos la excelsa calidad musical sumada a la trama del videoclip, un escenario que emula a las películas de terror de los años ‘50s, obtenemos un combo letal. Todo trascurre en una sala de cine que proyecta un aterrador film de thriller. La chica del menor de los Jackson 5, interpretada por Ola Ray, le pide a Michael salir de ese mundo celuloide de hombres lobo y persecuciones. Pero lo que ella no sabe es que de noche, a la luz de la luna, desde las alcantarillas de los solitarios callejones suburbanos habita un mundo de zombies y criaturas mortíferas que hacen su ritual de baile, entre ellos el infiltrado de Jacko. Director: John Landis
2.Daft Punk – ‘Around The World’
El house francés invadió a mediados de los 90’s las cadenas de radio y colgó varios hits que marcaron furor en los veranos europeos. La robótica dupla entre Guy-Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter saltó a la fama con un disco que cambió las bases de la electrónica mundial por aquel entonces: Homework. La coreógrafa Blanca Li se las ingenió para crear un sincronizado baile que encaja a la perfección con ‘Around The World’, un repetitivo track con vocoder que cuenta con una poderosa y ganchera línea de bajo de la era disco. Así, nadadoras en malla, robots, momias, esqueletos y breakdancers coordinan pasos a medida que van dando vueltas en una plataforma circular. El resultado es una genial pieza de arte visual retro que, sin la dirección del ingenioso y pulcro Michel Gondry, no habría provocado tanto hipnotismo de color y movimiento. Director: Michel Gondry
3.Björk – ‘It’s Oh So Quiet’
Björk, la mujer pionera del freakismo alternativo, acude al impecable creativo visual Spike Jonze para el videoclip del cover que hizo de ‘Blow a Fuse’, un tema perteneciente a Betty Hutton de los primeros años ’50 incluido en Post (1995). En medio de una Nueva York sucia y mundana, la melodía orquestal y optimista de este himno Broadway hace que todo se despierte, aumente su velocidad y tenga más vida. En esos momentos, Björk sale a la calle a hacer claqué, acrobacias y una elaborada coreografía acompañada de varios personajes urbanos. Lección del video: Aprender a encontrar la sorpresa en la trivialidad de lo cotidiano. Director: Spike Jonze
4.The Black Keys – Lonely Boy
El dúo de blues garagero supo ganarse a la prensa especializada y al público en el bolsillo llegando a fines del 2011 con su séptimo bien recibido disco, El Camino. Lo que sin dudas ayudó a la promoción del álbum fue el efecto viral que alcanzó el videoclip del corte ‘Lonely Boy’. Filmado en una sola toma, en él, Derrick T.Tuggle, un sujeto que dice ser músico y guarda de seguridad, esboza unos simpáticos y gráciles pasos de baile funk a lo John Travolta en Pulp Fiction y Fiebre de Sábado por La Noche.
5. Fatboy Slim – ‘Weapon Of Choice’
Nuevamente, Spike Jonze se puso al servicio de la comunidad de artistas para dirigir otra brillante idea acompañada de música. Con Norman Cook, a.k.a Fatboy Slim, ya lleva una relación estética de hace años, ya que es el mentor de gran parte de sus clips. El actor Christopher Walken demuestra tener otros talentos fuera del dramatismo, y una inagotable energía hace que dance con soltura en las habitaciones y halls del lujoso Marriott International Hotel de Los Angeles. El video del corte de difusión, incluido en Halfway Between The Gutter And The Stars (2000), arrasó con todos los premios MTV y fue votado en una lista de VH1 entre los 100 mejores. La canción es un creativo cut-paste de varios samplers: ‘Into My Own Thing’ de Sly & The Family Stone, ‘All Strantg Out Over You‘ de The Chamber Brothers y ‘Word Play’ de los X-Cutioners. Director: Spike Jonze
6.Gwen Stefani – ‘Hollaback Girl’
La ex vocalista de No Doubt es la frontgirl de una pandilla de chicas Harajuku que reclaman sus derechos feministas y la lucha contra el sexismo encabezando un equipo de cheerleaders.
7.OK Go – ‘Here It Goes Again’
Warhol una vez arrojó una frase que con el correr del tiempo aumentaría su grado de veracidad: ‘En el futuro todos tendrán sus 15 minutos de fama’. Justo cuando creíamos que todo estaba inventado, la web 2.0 dio forma a YouTube, la televisión abierta interactiva en la que todos podían ser estrellas fugaces filmando un video y subiéndolo a la plataforma. OK Go es una banda de Chicago que fue de las pioneras en explotar el recurso como estrategia en el 2006. Con la compleja y elaborada coreografía de Trish Sie, los indie rockers lanzaron un comentado video en donde cada uno de los miembros desliza sus destrezas de baile en una cinta de gimnasio- Oh No, su segundo disco, salió del anonimato y, como respuesta al repentino éxito, la banda respondió con la saga coreográfica en el video de ‘A Million Ways’. Director: Trish Sie
8.Madonna – ‘Don’t Tell Me’
La reina del pop atravesó por todas las facetas reinventando su imagen: desde una Barbie doll material, una destapada mujer erótica con imagen de dominatriz bondage, una reflexiva y madura figura basada en las filosofías orientales hasta una comprometida militante antibelicista y reina del disco. Pero en el medio, allá por los 2000, tuvo el tiempo de convertirse en una cantautora de folk pop con imagen del lejano oeste. En ‘Don’t Tell Me’ se la ve a ella caminando por una cinta trotadora acompañada de una proyección en la que un séquito de vaqueros western la sigue bailando con sombreros, vestidos de Dsquared. Entre monturas, herrajes y llanos paisajes desérticos, el fotógrafo de moda Jean Baptiste Mondino logra crear un imaginario ranchero de lo más country sin abandonar el costado fashionista. Director: Jean Baptiste Mondino
9.Radiohead – ‘Lotus Flower’
¿Quién imaginaría que un músico tan serio como Thom Yorke se pondría al frente de la lente para que lo filmen bailando? Esto ocurrió con ‘Lotus Flower’, el primer corte extraído de su última placa, The King Of Limbs. Instruido bajo las órdenes del coreógrafo Wayne McGregor, el vocalista de frágil voz se mueve arrítmicamente a los beats del glitch electrónico cual esquizofrénico convulsionando. Una verdadera rareza de exquisita iluminación y contraste black & white que suena entre Exciter de Depeche Mode y lo más ambiental de Brian Eno. Director: Garth Jennings
10.Chemical Brothers - Elektrobank
La dupla química de big beat formada por Tom & Ed enciende sus bases y le da la energía necesaria a una joven gimnasta acrobática (interpretada por Sofía Coppola, la hija de Francis Ford) para que despliegue toda su elasticidad y gracia frente al jurado. Pero justo cuando parecía estar ganándole a su rival en medio de todo ese ámbito competitivo, una desgracia física parece jugarle una mala pasada y llevarse su talento artístico… aún así la bailarina sale airosa y se destaca por encima del resto. Desde su segundo trabajo discográfico, Dig Your Own Hole (1997), los Chemical arman este track con el aporte del rapero Keith Murray (Def Squad) y la línea densa y grave en bajo de Ali Friend. Director: Spike Jonze
Bonus Tracks Janet Jackson – Rythm Nation
En un video rodado completamente en blanco y negro que marca el estado gris de ser sujetos uniformados de la urbe social y con unas coreografías que sugieren sutilmente el dominio y la disciplina militar de control, Janet y sus secuaces bailan en un recinto fabril abandonado en total sincronicidad, , casi como un ejército o factoría de robots cronometrados. La menor de los hermanos Jackson crea más controversia alrededor de su figura politizando un mensaje a través de la música en su cuarto disco de carácter conceptual, Rythm Nation 1814, que fusiona la segunda ola del llamado R&B con hip hop y que marca un punto de énfasis en su carrera. Desde esa placa sale el tema que le da nombre para el que Janet compuso únicamente la letra, ya que cuenta con las bases musicales compuestas de Jimmy Jam y Terry Lewis y un sampler de ‘Thank You (Falenttime Be Mice Elf Again)’ de los funkys Sly & The Family Stone. La prueba evidente de que el don grácil para el baile y el deseo de unión racial está infiltrado en el ADN de la familia Jackson. Coreógrafa: Anthony Thomas y Janet Jackson Director: Dominic Sena
Te quedaste con las ganas de ver los videos....buscanos en facebook!! txt y curación de la selecciòn:Maria Gudòn

lunes, 21 de mayo de 2012

"Buscan identidad y la identidad no se busca te trasciende", vengo años y años, notas y notas mencionando esta frase de Federico Moura. Es que parece que ahora todo pasa pura y exclusivamente por la identidad, o sea, si la definimos a esta señorita genuina como una forma de cerrarse estrechamente en un género, un país, un jean gastado o una barba larga para ganar exclusividad. Es muy claro, las pruebas están a la vista,la mirada publicitaria no se amigò con el rock ni con el periodismo. Por lo menos con el periodismo que pretendo hacer. El concepto de "El caracol sordo" (y podría decir idea, pero concepto suena más cool, Mas Saussure, ¿no?) nació hace bastante tiempo, en el 2006 más o menos. Había terminado el primer gran proyecto de mi vida que fue "Partes Privadas" y realmente tenìa la necesidad de crear algo que dependiera de mí, necesitaba esa seguridad, mi enferma seguridad. Si bien en varios tramos de "P.P" estuve muy acompañado por gente muy capaz como Averso o R.Z, a la distancia lo veo como algo que siempre caminò con la rapidez y la fuerza de mis vasos sanguíneos. Y yo hubiera deseado que hubiese ocurrido de otra forma, tenia muchas ganas de interactuar más. Definitivamente fue un programa importante para quienes lo hicieron, o eso calculo, y para muchos de sus oyentes que me siguen hablando de èl, y les agradezco. Pero no soy tan pedante para emprender una nota autobiográfica, no me interesa, ya hay muchas personas con programas a modo de terapia, para eso escribo mis cuentos y me alcanza. Hagamos un Rewind......... ......."El concepto de "El caracol sordo" (y podría decir idea, pero concepto suena más cool, màs Saussure, ¿no?)Nació hace bastante tiempo, en el 2006 más o menos. Había terminado el primer...”, ahí nos quedamos. Los últimos dos años fueron muy interesantes en algunos aspectos, por un lado el periodismo de rock se dejo de preguntar acerca de que sistema adopta una banda para difundir un disco mediocre, litros y litros de tinta se derramaron en hablar de cuanto vendió "In rainbows", un debate innecesario, la que tiene que hablar es la música. Por eso, y aprovecho para agradecer a varias personas entre las que se destacan compañeros de cursos rockeros, de truncos proyectos que en reiteradas oportunidades me hacían preguntas como “¿y para cuando…?” que en un principio me rompían un poco esas señoritas que tenemos la mayoría de los hombres pero con el tiempo me hicieron caer en la realidad,les aseguro, el momento es hoy. Algunos sucesos acontecidos como la situación de Gustavo, la muerte del flaco, me bloquearon muchísimo a la hora de escribir, hecho que realmente retrasó el nacimiento de la criatura. Otros, como una fallida experiencia en radio, no hicieron más que incrementar mis ganas. El caracol no va a ser algo pretencioso, va a tener tres ejes fundamentales: El programa, que podríamos denominar como eje central, las notas que ya pudieron leer y el otro van a ser algunos especiales, que en un comienzo consistirán en “Especiales” musicalizados temáticos sin conductor. Con el tiempo se sumarán informes, bandas under en vivo y muchas cosas más (no, mentira, preferimos que sean pocas pero buenas, no les vamos a prometer el universo). Obviamente no estoy sòlo; la puesta al aire esta a cargo del inmenso Walter Rainieri,quièn fue fundamental a la hora de apurar un poco la pachorra y darle forma física a mis divagues. En contenidos la presencia de esa enciclopedia femenina y amiga que se llama Maria Gudón, y en agenda (con un pronóstico que afirma que incrementará su aporte en algún momento) el grosso de Ary Gómez. Ya saben, en la segunda quincena de agosto arranca algo nuevo, algo que haremos por el simple hecho que nos gusta y disfrutamos mucho hacer. Sean ustedes bienvenidos. Esto es El caracol sordo. Gabriel García

viernes, 9 de diciembre de 2011

30 años de Wadu wadu: Virus contra el rock gallina

Chocolatines que contenían cartas destinadas a los chicos que estaban combatiendo en las islas, golosinas que no estaban para venderse en los quioscos; festivales de la solidaridad latinoamericana que utilizaban a nuestros músicos en nombre del “Ser nacional”, que incluso hoy sigue siendo bastardeado por una clase dirigente que parece estar atada al sillón de Rivadavia. Incluso el rock argentino (el termino “nacional” esta al borde de lo cipayo) estaba teñido de una solemnidad que le quitaba un poco la credibilidad: sin ir más lejos, Luis Alberto Spinetta que en ese momento brillaba con Jade, describía el mensaje de las bandas surgidas a principios de los ochenta como “Débil” y “Fácil”.
Tal vez el flaco sufría el síndrome de falta de información contemporánea, o sea, la imposibilidad de enterarte de todo lo que esta sucediendo en el momento que estas viviendo.
El de Virus es un caso muy especial, es inédito porque en el año 1981 ya eran pos Malvinas, antes que se formaran Sumo y Soda stereo, años antes que Patricio Rey y sus redonditos de ricota ingresaran a las bateas con “Gulp”, “Wadu wadu” el disco debut de la banda liderada por los hermanos Moura; Julio, Federico y Marcelo, ya contenía parte de la esencia del rock argentino por venir de esa década. Y ese des-tiempo marcó a toda la trayectoria del grupo: eran románticos cuando todo era bastante serio y oscuro, Federico Moura tenía 30 años, la misma edad en que Charly García disolvió a Serú. Otro aspecto atemporal era el sonido de los teclados, lejos de los órganos Farfisa que habían sido popularizados por Charles Aznavour a fines de los sesenta y redescubiertos por el Madchester inglés treinta años después, nadie usaba a principios de los ochenta esos timbres. Ese anacronismo los volvía “modernos”, pero más allá de la moda.
Y los citados años sesenta tuvieron muchísima incidencia en el grupo; su letrista Roberto Jacoby (que por estos días se encuentra de vuelta en la música) venía del instituto Di-Tella, aunque era un gran crítico del rock en nuestro páis. Y también el diseñador de las tapas, Daniel Melgarejo había trabajado en el sello Mandioca.

(Roberto Jacoby, el socio letrista de Federico Moura)

Pero para entender la impronta avant-garde de los virus solo basta con meterse por un segundo en la cabeza de su cantante, Federico Moura; sus amplias fuentes iban desde Billie Holiday, Carmen Miranda y pasando por Antonio Carlos Jobim y el brasileño Ney Matogrosso . En su entorno se podía encontrar a gente como Renata Schussheim, Jean Francois Casanovas o Lorenzo Quinteros sin el perro verde. Esto haría que rápidamente la banda de La Plata rompiera el cascarón del underground y la intelligentzia.
(El brasileño Ney Matogrosso, cantante de Secos y molhados, gran influencia de Moura)


“Los críticos cacarean y nosotros ponemos los huevos”

El día de la primavera de 1981, a la tarde temprano, Virus subió a mostrar lo suyo en la segunda de las tres jornadas del festival Prima Rock que se realizó frente a las piletas de Ezeiza. Fue su primera presentación ante el gran público pero saltemos en el tiempo y leamos como recordaba Marcelo Moura a aquel show en la década del noventa: “Las milanesas las tiramos pero con las naranjas jugabamos al fútbol en el backstage”. Adivinaron, el grupo que se completaba con los hermanos Mario y Ricardo Serra en batería y guitarra respectivamente y con el bajista Enrique Muguetti, había sido tildado de “agresivo” por la prensa que cubría el recital y compartía escenario con monstruos como Seru Giran, León Gieco, Jade y Pedro y Pablo. Más algunos hasta ese momento desconocidos como Dulces 16, Miguel Cantilo y Punch junto a Alejandro Lerner.

La escasa concurrencia al festival que esperaba, bah que seguia esperando desde la segunda mitad de los años sesenta el mensaje de “Paz y amor”, no se mostró muy complacida con los autores de “Cantante farsante”. Una sociedad tan moderna que se había salteado al punk.
El tema más largo del disco “Todo este tiempo perdido” duraba exactamente tres minutos y en el festival fue aún más corto.
(Afiche de la presentación de Spinetta Jade en el festival Prima Rock, el 21 de septiembre de 1981, donde también se presentó Virus)

Que te va a gustar…

El disco salió a la venta en diciembre de 1981, contaba con quince temas, contundentes temas, y obtuvo su nombre, en palabras del cantante, de un sonido que hacia la guitarra de Serra en la canción homónima. Apoyado por musicalizadotes radiales como Gustavo Noya de Radio Del Plata, Lalo Mir o Alejandro Pont Lezica, el disco no paso inadvertido.
“Wadu wadu” se presentó oficialmente el 18 de diciembre de ese año en el Teatro Astral, que estuvo lleno por la mitad. Ese día debutó como músico el, por entonces, director de la revista “El expreso imaginario”, Roberto Pettinato.
Se cumplieron 30 años, no solo de la edición de un disco, sino del inicio de la carrera de una banda que de alguna manera partiría en dos la historia del rock argentino, ese rock, que era su forma de ser.

(tapa del disco "Wadu Wadu de 1981)


TXT: Gabriel García.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Iggy Pop-Preliminaires


Iggy Pop y sus caricias preliminares para la noche*

Es sabido que Iggy Pop vivió sus años dorados de pubertad al extremo, ajustándose a la ecuación de la tríada de 'sexo + drogas + rock and roll' mejor que nadie.
Narrar sus epopeyas y episodios con mujeres y estupefacientes sería anecdótico, puesto que estuvo al borde del abismo innumerables veces. Su experiencia resulta increíble: tuvo más vidas que un gato y,por andar rozando con los excesos y vicios vinculados a la fama de 'rockstar', prefirió caminar en lo que su colega Lou Reed denominaría 'la senda del lado salvaje'.

Pero los tiempos que corren lo encuentran en una faceta de adultez y madurez muy lejana a aquel caótico ritmo irrefrenable de vida que llevaba en sus días de purrete. Los años le llegaron como las arrugas en su frente, y con ello, nuevas inquietudes y posicionamientos frente a la música emergieron.

Lo único que conserva del pasado es esa expresión picarezca en su corroído rostro, el cuerpo magro, fibroso y liso como una tabla de planchar con el que se contorsionaba y serpenteaba en escenario cual reptil y, el tono grave y barítono de su timbre vocal.

Aunque sus graznidos distorsionados hoy fueron sustituídos por susurros ronroneantes y armonías melódicas de mayor sutileza, que se encargaron de instalarlo en el campo 'crooner'.
Iggy Pop dejó de ser ese desgarbado muchachito salido de la escena del reviente para transformarse y ponerse el traje de un elegante cantautor de temas noctámbulos que hace gala al cocktail y al erotismo sugerente.

'Preliminaires', su último álbum de estudio salido en el 2009, se comporta justamente para ser redundantes, como un 'juego preliminar' previo al acto central y orgiástico. Es una colación anterior al plato principal: mimos al oído, mucha piel, tacto sensorial y masajes en forma de canción llenas de suavidad, entonadas por la aguardentosa y avejentada voz de Iggy, producto de la ingesta de tanta nicotina y alcohol, que, pese a que conllevaron a su autodestrucción, hoy le dan un plus generando en el nuevo sonido del músico una atmósfera que alterna entre el jazz y la música que podría oírse en solitarias tabernas que refugian sentimientos embriagados.

El disco arranca con un cover clásico del italiano Yves Montand, 'Les feuilles mortes', en una sensual y no tan melancólica versión que antecede a la monocorde 'I want to go to the beach', anclada en un estilo que remite a Leonard Cohen.

El cabaretero corte de difusión 'King of the dogs' es el tema 'intruso e infiltrado' que contrasta con el resto del álbum, probablemente sea el punto más alto del mismo.
Es inevitable dejar de nombrar la influencia de Serge Gainsgourg en la chanson française, y evidentemente, Iggy Pop lo tuvo en cuenta al momento de grabar 'Je sais que tu sais', pero en lugar de acudir ante la búsqueda femenina y susurrante de Jane Birkin, optó por la presencia de Lucie Aimé.

Quizás el momento en que se saca el disfraz de señorito francés y retoma el gusto por el rock intravenoso que siempre tuvo como componente esencial se da en 'Nice to be dead' o en la crudeza y baja definición de sonido del spaghetti western 'He's dead / she's alive', que es practicamente idéntico al último track del disco.

Hay algo que es sumamente atractivo en 'Preliminaires' y como contraparte, hay algo que falla.
Quizás el punto a favor sea ver a nuestra legendaria iguana zambullida en nuevas aguas de cambio, haciendo peso de su edad con nuevo y jugoso material. Pero lo que no le jugó demasiado a favor fue ponerse tan redundante y forzoso con impostar la imágen de 'cantante-serio-cultor de la elegancia', puesto que el álbum en más de una ocasión se vuelve denso y reiterativo. Por momentos se producen baches, quizás por el órden de selección de temas, que se repite en melodías y cae en lugares comúnes explorados cientos de veces por curiosos del género.

De todos modos, el mote de lagarto camaleónico no fue puesto de manera antojadiza, a algo se debe: quizás a la trayectoria que lleva en la desértica carretera,(ruta en la que hoy pocos siguen siendo sobrevivientes), o a lo mejor debido al cambio de piel, la metamorfosis y la transición que representa dejar un estilo musical para envolverse en la tez de otro.

Material discográfico complementario de este disco:

- Serge Gainsbourg - L' histoire de Melody Nelson (1971)
- Leonard Cohen - Songs of love and hate (1971)
- Tom Waits - Nighthawks at the dinner (1975)
- Nick Cave & The Bad Seeds - Your Funeral... My Trial (1986)/Murder ballads (1986)
- Calexico - Hot Rail (2000)
- Tindersticks - Tindersticks I (1993) / Tindersticks II (1995) / Waiting for the moon (2003)
- Divine Comedy - A short album about love (1997)
- Scott Walker - Scott 3 (1969)



TXT: María Gudón